lunes, 2 de marzo de 2015

El Ministerio del Tiempo: ciencia ficción made in Spain para público inteligente

Seguimos en racha. Después de dos grandes novelas en castellano  -Tempus y El Mapa del Tiempo-. y a la espera de que se programe en abierto la obra teatral de Hanky Panky, de Daniel Sánchez Arévalo, nos llega otra ficción patria sobre viajes en el tiempo, en este caso en forma de serie. El Ministerio del Tiempo se asomó por primera vez desde TVE el pasado martes, esperemos que para quedarse. A diferencia de los anteriores títulos, que coinciden en tomar Londres como escenario, éste corre el riesgo de apostar por España, y acierta.

No vamos a negar que, al margen de esta novedad, El Ministerio del Tiempo bebe de muchas fuentes del género, especialmente de Torchwood, y que recurre a  la mayoría de sus tópicos. Pero los adapta magistralmente a nuestra cultura creando un híbrido más que atractivo. Y es que, quieras que no, te toca más la fibra que un crononauta del 2015 en el Madrid del sXVIII vacile al personal diciendo que se llama Curro Jiménez, que ver a Marty McFly haciéndose pasar por Clint Eastwood en el Lejano Oeste. ¿O no? Si, además, el personaje en cuestión está interpretado por Rodolfo Sancho, hijo del actor que daba vida al bandolero (Sancho Gracia) ya tenemos gracia para un buen rato...


El Ministerio del Tiempo engancha ya al principio. El reclutamiento del equipo protagonista, a lo "Liga de los hombres extraordinarios", no podría estar mejor planteado: un tercio de Flandes (Alonso Entrerríos, interpretado por Nacho Fresneda), la primera estudiante universitaria del s.XIX (Amelia Folch, a la que da vida Áurea Garrido) y un operario del Samur del 2015 sin nada que perder y mucha, pero que mucha curiosidad (Julián, en las manos del citadoRodolfo Sancho). Los tres personajes están definidos a la perfección, sobre todo, en su cuarta dimensión, es decir, la que dibuja los modos y maneras de 'sus tiempos'. Así, y respectivamente, tenemos a un "Capitán Alatriste" entrañable en su versión paródica; una Marie Curie que pone el menos común de los sentidos, el sentido común Y ES LA PROTAGONISTA; y a un aventurero que por amor, sería capaz de cambiar hasta las reglas del tiempo. Y más juego que nos dará.

No perdamos de vista a los secundarios. El subsecretario de Misiones Especiales (Jaime Blanch), el bedel, la secretaria Angustias (Francesca Piñón), el mujer de los artilugios (Cayetana Guillén Cuervo, alias Irene Larra)... en los que nos detendremos en próximos post pero que, ya desde el minuto uno, nos ayudan a definir el marco por el que se moverá la historia tanto a escala logística —grande la puesta en escena del Ministerio en sí a lo "Men in Black"— como en la de contrapunto cómico —son funcionarios españoles, con toda la guasa que viene de serie—.

Los protagonistas de "El Ministerio del Tiempo" (RTVE 2015)

Pero no sólo es magistral el diseño de personajes y la maquinaria que les rodea para permitir los viajes en el tiempo —"Todos los gobiernos tienen algo que ocultar, el español sólo uno y es muy antiguo", como llega a decir el personaje interpretado por Jaime Blanch—, también la trama. En el primer episodio no sólo pudimos asistir a la conformación del grupo protagonista y su misión, sino que pudimos presentar la primera de ellas y tomar el pulso al tono de la narración.

Esta narración está tejida con hilo de oro y combina con cálculo cuántico las dosis de humor con la ingeniería del viaje en el tiempo. De esta manera, sus guionistas enlazan la explicación del mecanismo de puertas del ministerio para viajar a otras épocas —léase para los que nos gustan los viajes en el tiempo, agujeros de gusano—, con las consecuencias más mundanas de ésta: "Te tengo que enseñar a usar un Tampax, ya verás que con los saltos se te descoloca la regla una barbaridad", llega decir Cayetana Guillén Cuervo a una de las novatas temporales.

Y lo mejor de todo es que  "El Ministerio del Tiempo", al menos el primer capítulo, no es para nada autocomplaciente. No se conforma con los guiños anteriores, sino que se anticipa a muchas de nuestras preguntas, tomando a su público, a diferencia de otras series españolas, como un público inteligente. Hay muchos ejemplos de ello. Destacaría quizá la escena del funcionario que, cuando se siente de bajón, visita constantemente el momento en el que su equipo gana la liga; o la ojeada a la construcción del acueducto de Segovia, con un tufillo a "Perdidos" más que estudiado.

Aún así, los guionistas (el fallecido Pablo Olivares, y su hermano Javier) dejan otras tantas cuestiones sin resolver para darnos que pensar y, espero, seguir sorprendiéndonos en próximos capítulos....  Por eso lo dejo aquí, porque esta noche los funcionarios del tiempo tienen que pasar la reválida y a nosotros todavía nos queda mucho por hablar de esta serie desde en Las Fronteras del Tiempo.








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